Alma internacionalista

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Alma internacionalista

Ellos que luchan contra las enfermedades y buscan alternativas en tiempos de escasez de medicamentos. Aquí, en nuestras Unidades de Cuidados Especiales, todos los días se hacen hazañas que tienen como premio una sonrisa y la vida. Nadie lo sabe, no lo cuentan a viva voz porque esos médicos y enfermeras sienten que solo hacen su trabajo, pero su labor es de humanismo y sensibilidad, es una obra de gigantes que fortalece el corazón de un país que late fuerte adentro y afuera.

Las cuatro letras de esta nación se multiplican y se hacen grandes en el pecho de los que visten batas blancas, porque nuestros profesionales llevan la salud a todas partes. Hoy están presentes en 165 países brindado su apoyo ante desastres naturales y pandemias. La colaboración médica internacional cubana celebra su aniversario 60 brindando bienestar y calidad en los servicios. Más de 600 mil trabajadores de este importante sector ha estado allí, donde el deber los necesita, porque saben que cumplir con el Juramento Hipocrático es amar y dignificar el bien más preciado del ser humano, la vida.

Ellos son fieles seguidores de las doctrinas de nuestro líder histórico, Fidel Castro, que les iluminó el camino para que conocieran de cerca y con mayúsculas el verdadero significado de la solidaridad. La Patria los contempla orgullosa y sabe que nuestros profesionales no claudican ni en los momentos más difíciles, pues son parte de un legado histórico, su estirpe es de héroes y heroínas que llevan nombres comunes, como el de mujeres y hombres del municipio de Banes que escriben páginas gloriosas en cada jornada.

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Diosmedes Batista, Marisleidis Zaldívar, Luis Carlos Marrero, Omar Tamayo, Gladis Berta Fernández, la lista es muy larga porque se nutre cada día con aquellos que dejan el calor del hogar para ir hasta regiones desconocidas a compartir sus conocimientos y vocación.

La noble misión de velar por la salud de sus semejantes implica sacrificios, como bien lo saben las cubanas y los cubanos, nuevas culturas, barreras idiomáticas e idiosincrasias diferentes se vencen con diagnósticos certeros, que dejan a un lado el temor por los contagios y palpan al paciente, le demuestran que el cariño es la mejor medicina, que es única y que se cultiva en una nación bloqueada, pero fuerte.

Experiencias inolvidables nutren cada día a los que hacen realidad la pureza de sus uniformes y los pintan con los colores de la esperanza. Esos que tragan en seco, lloran a escondidas y se estremecen cuando saben que se acerca una despedida; a ellos, que conocen de cerca el dolor ajeno y lo sienten como suyo, nuestra admiración y respeto.

 

Gracias una y mil veces por su entrega y compromiso, por no dejarse vencer por las dificultades, por demostrar su valía, y sobre todo, por apostar por la salud de su pueblo y las otras naciones del mundo.

Sabemos que ese es su trabajo, que no quieren gritar a viva voz lo que hacen a diario, ni sus horas de desvelo. Conocemos que extrañan a sus seres queridos, que también se les estruja el alma y se les mancha de sudor y de sangre la blancura de sus batas, por eso, cuando los vemos, solo podemos premiarlos con nuestro reconocimiento y admiración porque sus acciones nos han enseñado que ustedes, los trabajadores que integran el Sistema Nacional de Salud, son ángeles que reconfortan y consuelan corazones que palpitan en todos los confines del planeta.

 

(Tomado de Radio Banes)